El oficio del relojero

Hoy vamos a hablar sobre el oficio de relojero. Pero entendido como aquel artesano encargado de la reparación y mantenimiento de los relojes. Es cierto que, habitualmente, un relojero también suele vender relojes. Pero hoy sólo nos interesa su vertiente más artística. Una profesión que, lamentablemente parece condenada a desaparecer.

“El oficio de relojero” es un pequeño documental realizado por un estudiante de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Filosfía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán. Aunque, la verdad, tiene una manufactura muy profesional y está muy bien guionizado.

Analiza la figura actual del relojero en su país, México, aunque es perfectamente extrapolable al nuestro. A través de entrevistas con relojeros, coleccionistas de relojes y jóvenes que aún utilizan relojes mecánicos, el joven realizador va creando un fiel cuadro de la triste situación del relojero. Un artesano que parece condenado al olvido desde la aparición de los relojes digitales. Da la sensación que, en la actualidad, los relojeros han quedado relegados a meros cambia-pilas.

Lo cierto es que, en nuestro país, la situación no es mucho más halagüeña. En España el oficio de relojero es meramente vocacional. Habitualmente transmitido de padres a hijos. Pero es una figura que está desapareciendo poco a poco. Entre los principales motivos podemos encontrar:

• La desaparición de nuestra cultura relojera en pos del reloj digital y, ahora más, el smartphone.
• No existe la posibilidad de adquirir una formación profesional completa. La única escuela que existe en nuestro país es la de la Mercé, en Barcelona. Y tampoco cumple los cánones de formación de otras escuelas europeas.
• No existe prácticamente literatura en español para formarse como relojero.
• Establecerse como relojero independiente requiere una gran inversión económica inicial.
• Y las grandes empresas suizas, que era la otra salida profesional a la que se podía elegir, están optando cada vez más por la automatización.

Ciertamente, es un panorama desolador. Por suerte, aún quedan relojeros en nuestro país. Como Laguarda, uno de los mejores relojeros de Barcelona.